Una fotógrafa capta una serie de imágenes conmovedoras de la vida de los indios peruanos y Cortázar escribe a su lado unas páginas deslumbrantes. íLas palabras no son un comentario; las fotos no son una ilustraciónî, dice Cortázar. No es un reportaje ni una encuesta ni una entrevista. Y, sin embargo, la interrelación estética se logra de manera admirable y produce una síntesis cálida: ísonata para dos instrumentosî, concluye el gran autor argentino.