Brilliant! ( )

La literatura de John Waters tiene en su esencia la misma fuerza y honestidad que su obra cinematográfica. Si Carsick (2014) es un road trip subversivo lleno de aventuras inmundas y Make trouble (2017) resulta una exaltación a la creatividad sin límites, Mis modelos de conducta (2015) funciona como una confesión pura sobre todas las influencias que han delineado el estilo de quien William S. Burroughs bautizara como el Pontífice del trash. En 10 capítulos, Waters escribe tremendos ensayos sobre la música de Johnny Mathis; la literatura de Tennessee Williams y la bizarra historia de Leslie Van Houten, chica Manson y amiga incondicional. También hay tiempo para hablar sobre la moda descuidada de Rei Kawakubo; las sórdidas vidas de Lady Zorro y Esther Martin, los extraños “héroes” de Baltimore; el bigote de Little Richard y el trabajo surreal de los pornógrafos Bobby García y David Hurles. El director de Pink flamingos (1972) presenta en divertidas líneas, los relatos que van revelando de dónde proviene la estética y argumentos de muchas de sus ideas más atómicas. Recomendaciones literarias; perversiones sexuales pendientes; el desglose de su colección de arte conceptual, que incluye obras de Mike Kelley, Richard Tuttle y Paul Lee; finalmente, un manifiesto detallado de un nuevo dogma de suciedad que el propio Waters encabezaría, como líder de un culto a la repugnancia y mal gusto. Mis modelos de conducta es una experiencia literaria singular, un universo poblado de personajes indecentes que supuran toda clase de excentricidades: hay asesinos, alcohólicos, strippers y vagabundos. Lo entrañable, es la capacidad del autor para describir a seres tan complejos y volverlos radiantes, entendiendo que la influencia en el arte puede venir de los lugares más insospechados. También fotógrafo, actor y profesor de cine, John Waters se confiesa ante un lector que no sólo se fascina por las escenas descritas, también termina por comprender el motor creativo de un artista tan excéntrico como revolucionario. ( )

Listening to Waters read one of his books is always a pleasurable experience. He is an incredible, expressive narrator. In this case, however, the subject matter isn't as fascinating as is sometimes the case. Waters has the ability to humanize and sympathize with nearly anyone, from gay pornographers to (some) members of the Manson Gang. He also shows an incredible enthusiasm for modern art that is apparently not a put-on. His reading recommendations are also interesting, but all-in-all, this is not as interesting or entertaining as Mr. Know It All, which is in some ways similar. ( )

I don't know why anyone, if given the option, would choose to read a John Waters book and not listen to it. This was every bit as hilarious, crude, and salacious as I expected, and I learned a lot, too! Lots of laugh-out-loud moments, though, oddly, the only thing that didn't sit well with me was Waters' assessment of mental illness. Of course, it's John Waters, and, like everything else, he could just be saying that to get a rise. ( )

I don't know when I stopped reading fiction and started reading books by comics. This year was definitely easier and less emotionally vulnerable than last year's "David Foster Wallace Winter". Sometimes you have to get your yukks where you can. I listened to this on audio book, does that even count? ( )