La obra de Winnicott cobró mayor importancia a partir del final de la Segunda Guerra Mundial, cuando se esperaba que las mujeres se reintegraran a una vida hogareña y los hombres a la vida civil. Y él mismo se convirtió en una figura muy popular después de una serie de conferencias radiofónicas por la BBC entre los años 1939 y 1962. Su técnica psicoanalítica nunca respetó las rigurosas reglas de la Asociación Internacional de Psicoanálisis (IPA). No tenía en cuenta la duración de la sesión (en ese entonces, estrictamente de cincuenta minutos) ni la neutralidad con los pacientes, con los cuales, al igual que Sandor Ferenczi, establecía relaciones de amistad y empatía. Consideraba que la transferencia era una réplica del vínculo con la madre y por lo tanto tomaba a los niños analizantes en sus brazos y a veces prolongaba la sesión por varias horas. A pesar de estas irregularidades y su falta de ortodoxia nunca fue criticado por sus colegas de la Asociación Psicoanalítica Inglesa. (Descripción del editor).