Interesante. En realidad, se trata de tres prólogos algo desiguales y de unos cuantos textos de Virginia Woolf extraídos de sus diarios, cartas y artículos, que recogen impresiones de tres viajes diferentes a España, realizados por la autora en un intervalo de casi veinte años (1905-1923). Los textos son escasos y al conjunto le falta, como es lógico, unidad, aunque se aprecia cierta evolución desde la joven veinteañera, quejosa por las condiciones del viaje (trenes, horarios, posadas, tipos humanos) y poco entregada a lo que ve, a la adulta reflexiva, dueña de un estilo introspectivo y poderoso, que interioriza las sensaciones y parece sentirse más a gusto recordando (la luz, los naranjos, el café en un balcón, los cipreses y las palmeras, la lectura) que viviendo. Las quejas materiales no han desaparecido, pero están en segundo plano. Hay, además, cierto aire de suficiencia 'british', quizá comprensible, pues del ambiente de Gordon Square a la posada de un pueblo perdido de Badajoz en la España de principios del XX («El español es un idioma feroz y sanguinario cuando se escucha en estas condiciones») hay mucha distancia. Me gustan más las cartas que el resto de los textos: son más vivas. No faltan reflexiones interesantes sobre el poder de las palabras, ni referencias a sus lecturas del momento. La edición está muy cuidada. Y sí, sabe a poco, te quedas con ganas de mucho más, pero es lo que hay. Ya me hubiera gustada poder disfrutar de un diario detallado de todo su recorrido. En cualquier caso, la lectura merece la pena. ( )