Daniel Bernabé

Hace un par de años alguien de izquierdas y activista en varios frentes, nacionalismo, feminismo, etc. con quien discutía sobre la integración de militantes homosexuales en el PP, cosa que yo no comprendía, zanjó la discusión diciendo que quizás eso era la normalidad, y que no debía de extrañarme. Quizás la normalidad es la constatación de que el neoliberalismo ya impregna una parte tan importante de nuestras sociedades que es muy difícil distinguir.
Otra prueba de esto son el debate sobre los vientres de alquiler o sobre la prostitución, en el que no interesan ni el tráfico de personas ni la explotación sexual, convirtiendo todo en juegos de libre mercado.
No es sólo este caso, podría citar ejemplos de miles de circunstancias relacionadas unas con el nacionalismo, con el feminismo, con los grupos LGTBQ y con la conciliación laboral. La diversidad tienen, como dice Bernabé, una sobrerrepresentación que ha acallado, y sobre todo, ha llevado a la deriva, y al último rincón de la historia, el concepto de "acción colectiva."
Ninguna de estas cuestiones son cuestiones morales, ni tampoco se trata de priorizar unos intereses de grupo sobre otros, sino que lo que intenta explicar el autor es que lo material es transversal, afecta a todos. Es decir que la redistribución debe ir por delante de la representación de la diversidad, porque si no, ninguna lucha tendrá efecto. Por eso, completamente de acuerdo con que cualquier lucha a favor de cualquiera de estos colectivos será una farsa si no es, en primer lugar, una lucha material.
Afirma por todo ello el autor que la clase social acaba con la unidad de mujeres o de homosexuales, porque esa diferencia ya existe, porque nos guste o no, la clase social, de hecho, recorre de forma horizontal a todos los demás conflictos, que consideraríamos verticales.
Me quedo además con este párrafo de Daniel Bernabé, que dice tanto de nuestra situación actual:
"El gran triunfo del neoliberalismo no fue ni siquiera poner a hablar a la izquierda en su lenguaje, a pensar en sus términos. Fue lograr que el hecho político desapareciera de la vida cotidiana de la gente, conseguir que se viera como algo indigno practicado por unos profesionales decadentes entre el susurro y la componenda, conseguir envasarla, transformarla en un producto que consumiríamos como otro estilo de vida, como otro entretenimiento. "
Y también uno de los párrafos finales en el que destaca que la la política NO "está para darnos cosas, como si fuera una máquina expendedora de refrescos en la que apretamos sin mayor criterio un botón, es abyecta. La política no puede ser un espectáculo del sábado noche en el que elegimos equipo con la esperanza de que nuestro tertuliano favorito tenga una intervención brillante. La política no tiene que ser amable, ni decir a la gente lo que quiere escuchar, que no es más que lo que otros interesadamente han sentenciado como lo razonable."
Gracias por ponerle palabras, definiciones, nombres a varias sensaciones y pensamientos que surgían de la observación de lo que está ocurriendo.… (mehr)