Al hablar de animación a la lectura es obligado hablar de educación lingüística y literaria, de la misma manera que al hablar de educación lectora no hablamos de otra cosa que de animar a leer. No concibo una cosa sin la otra. Por eso mismo, éste es un libro conciliador. He tratado de amistar prácticas a menudo incomunicadas, incluso hostiles, y quebrar a la vez la falsa dicotomía entre la profundidad asignada al trabajo académico y la trivialidad atribuida a las actividades de animación. Estoy convencido de que no hay diferencias substanciales entre las ambiciones de quienes, en un aula o fuera de ella, propugnan la práctica rigurosa y concienzuda de la lectura y la de quienes, en un aula o fuera de ella, promueven acercamientos distendidos y risueños a los libros. En todos los casos el acicate es el mismo (al menos eso creo): hacer de la lectura una práctica feliz, trascendente y deseable. No se trata de otra cosa.
Por lo demás, he de confesar que resulta inevitable hablar de pedagogía al tratar de animación a la lectura. Al menos lo es para mí. Soy profesor, un profesor universitario para más señas, algo que proclamo con orgullo, pese al deterioro de su prestigio, y mi vida profesional transcurre en las aulas. Y es la relación con los alumnos una de las fuentes principales de las que bebo. Son sus desafectos y sus carencias, mucho más que sus certidumbres, lo que me ayuda a afinar mi pensamiento y a discurrir sobre las experiencias lectoras. Quiero con ello alertar del sesgo pedagógico que en algunos momentos han tomado mis reflexiones. Pero de inmediato advierto que animar a leer no puede considerarse un ejercicio desligado del conocimiento literario o la comprensión lectora.… (mehr)
LibraryThing-Mitglieder verbessern Autoren, indem sie Autorennamen und Werke kombinieren, gleichnamige Autoren in separate Identitäten aufteilen und vieles mehr.
Diese Seite verwendet Cookies für unsere Dienste, zur Verbesserung unserer Leistungen, für Analytik und (falls Sie nicht eingeloggt sind) für Werbung. Indem Sie LibraryThing nutzen, erklären Sie dass Sie unsere Nutzungsbedingungen und Datenschutzrichtlinie gelesen und verstanden haben. Die Nutzung unserer Webseite und Dienste unterliegt diesen Richtlinien und Geschäftsbedingungen.
hostiles, y quebrar a la vez la falsa dicotomía entre la profundidad asignada al trabajo académico y la trivialidad atribuida a las actividades de animación. Estoy convencido de que no hay diferencias substanciales entre las ambiciones de quienes, en un aula o fuera de ella, propugnan la práctica rigurosa y concienzuda de la lectura y la de quienes, en un aula o fuera de ella, promueven acercamientos distendidos y risueños a los libros. En todos los casos el acicate es el mismo (al menos eso creo): hacer de la lectura una práctica feliz, trascendente y deseable. No se trata de otra cosa.
Por lo demás, he de confesar que resulta inevitable hablar de pedagogía al tratar de animación a la lectura. Al menos lo es para mí. Soy profesor, un profesor universitario para más señas, algo que proclamo con orgullo, pese al deterioro de su prestigio, y mi vida profesional transcurre en las aulas. Y es la relación con los alumnos una de las fuentes principales de las que bebo. Son sus desafectos y sus carencias, mucho más que sus certidumbres, lo que me ayuda a afinar mi pensamiento y a discurrir sobre las experiencias lectoras. Quiero con ello alertar del sesgo pedagógico que en algunos momentos han tomado mis reflexiones. Pero de inmediato advierto que animar a leer no puede considerarse un ejercicio desligado del conocimiento literario o la comprensión
lectora.… (mehr)