El encuentro de dos artistas temperamentos que, después de un período marcado por ósmosis, a través de la colaboración, estrecha, se abrieron para la desgracia de Camille en especial, sino también para la de Rodin. Camille luego trató de encontrar una manera de su propia, la de "bosquejar de la naturaleza", escenas de la vida cotidiana capturado sobre la marcha, mientras que Rodin se dio cuenta de la obra que él ha dicho a sí mismo que era "el pivote de su estética", Balzac (1898). Camille vio a Balzac y lo admiró. Pero al año siguiente, con The Mature Age (1899), reafirmó su deseo de romper. Después de 1900, mientras Rodin ocupaba el frente de la escena artística, Camille se hundió gradualmente en la locura. Pronto ya no fue capaz de crear, contentándose con hacerse cargo de las obras desde el principio, como un eco de los días felices. En el catálogo que acompaña la exposición se convierte en Quebec, Detroit y Martigny, Camille se pone al lado de Rodin: la obra de dos artistas representados, con obras en igual número y de similar importancia, luces de esta mirada cruzada. ( )