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Lädt ... El análisis matemático, Euler : números al límitevon Joaquín Navarro
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El 15 de abril de 1707, nacía Leonhard Euler, en la ciudad suiza de Basilea, cuya universidad había alcanzado un gran prestigio, impulsada por una sociedad vivamente interesada por entonces en la educación científica y artística. El padre de Leonhard, Paul, Pastor calvinista, era un hombre de amplia cultura que había estudiado matemáticas con Jacob Bernoulli, lo que le permitió ayudar a su hijo a dar los primeros pasos en Matemáticas.
La madre, Margarete, procedía de una antigua familia de eruditos. En general, cualquiera que fuese la materia. Leonhard fue un verdadero niño prodigio y no sólo para las matemáticas, pues tenía un don especial para los idiomas y destacaba en todos los estudios que realizaba. Su prodigiosa memoria y su capacidad mental para el cálculo le permitían realizar complicados cálculos aritméticos sin necesidad de utilizar para ello papel y lápiz. Su padre le orientó hacia los estudios de Filosofía y Teología, con la idea de seguir los pasos paternos y hacerse Pastor de la iglesia calvinista.
A tal efecto, con tan solo trece años, matriculó a su hijo en la Facultad de Filosofía y más tarde en la de Teología. Mientras tanto, había establecido relación, al entrar en la Universidad, con Johann Bernoulli, que iba a convertirse para el joven Leonhard, más que en un maestro, en un auténtico tutor, un guía, que le proponía lecturas matemáticas y discutía con él, posteriormente, las dificultades que iba encontrando. Como recordaba el propio Euler: Tenía autorización para visitar con toda libertad (a Johann Bernoulli) los sábados por la tarde; él amablemente me explicaba todo aquello que yo no podía entender.
Yo represento el análisis superior como si estuviera en su infancia, pero tú lo estás llevando a su estado adulto. Al estudio de las matemáticas, la filosofía y la teología añadía Euler el de la medicina, la astronomía, la física y las lenguas orientales. Esta gran amplitud de conocimientos le favorecía a la hora de intentar acceder a una gran diversidad de cátedras en cualquier Universidad. Así, con 19 años, se presentó a una cátedra de Física en la Universidad de Basilea, con una disertación sobre la naturaleza del sonido, siendo rechazado por la única razón de su extremada juventud.
El primer periodo ruso En 1727, enterado de que la Academia de San Petesburgo convocaba una plaza de Medicina, se dirigió a Rusia a reunirse con su amigo Daniel Bernoulli, que había acudido a San Petesburgo junto con su hermano Niklaus, dos años antes, para ejercer ambos como profesores de la Academia, con la desgracia de que el joven Niklaus se había muerto un año después, víctima de los rigores del clima. Al llegar a San Petesburgo, se encontró Euler con que le habían cambiado su destino, afortunadamente para él, y en lugar de Fisiología iba a enseñar Física. En 1733 ocupa la vacante la plaza de Matemáticas.
Precisamente su exceso de trabajo( además era cartógrafo de las vastas extensiones rusas), le llevó a contraer una enfermedad en la vista, a los 33 años, que acabó ocasionándole la pérdida de la visión de un ojo. La ceguera parcial no le impidió seguir trabajando con la misma intensidad. La pluma de Euler era tan activa y tan rápida que en cierta ocasión el científico francés F. Arago dijo de él que: podía hacer matemáticas sin ningún esfuerzo, exactamente igual que los hombres respiran y que las águilas se mantienen en el aire. A estas portentosas cualidades añadía una capacidad de concentración tal que era capaz de escribir sus memorias matemáticas incluso mientras sus hijos jugueteaban con él, subiéndosele por encima. El propio Euler decía que su lápiz parecía sobrepasarlo en inteligencia, dada la facilidad con que salían de él sus escritos.